IVANHOE

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IVANHOE: MEDIEVALIA, ESPADAS Y UN MENÚ DE NOMBRES IMPOSIBLES

Si Ivanhoe fuera un plato culinario, sería un festín medieval servido con armaduras, duelos a muerte y un montón de personajes con nombres que parecen inventados en una tarde de insomnio. Sir Walter Scott nos regaló una novela donde la Edad Media es una feria renacentista con más acción que una maratón de películas de capa y espada. Pero, ¿de qué va exactamente este libro? Agarren sus escudos, porque vamos a desmenuzarlo.

LA TRAMA: ENTRE NORMANDOS, SAXONES Y JUANES SIN TIERRA

La historia sigue a Wilfred de Ivanhoe, un caballero sajonazo con más principios que sentido común. Su pecado capital es apoyar a Ricardo Corazón de León, quien en ese momento está muy ocupado jugando al Assassin’s Creed en las Cruzadas. Ivanhoe se enemista con su padre, Cedric el Sajón (quien parece haber sido bautizado por alguien con un diccionario de nombres de bulldogs), y decide largarse a hacer lo que mejor sabe: meterse en problemas.

De vuelta en Inglaterra, el país es un desmadre. Ricardo anda perdido y su hermano, Juan Sin Tierra, ha aprovechado para convertirse en el jefe supremo de la mafia normanda, cobrando impuestos como si no hubiera un mañana. Aquí es donde entra en juego nuestro protagonista, quien, en lugar de disfrutar de una jubilación temprana, decide colarse en un torneo de justas disfrazado. Y aquí, amigos, comienza el verdadero espectáculo: caballeros lanzándose de sus caballos con la misma delicadeza con la que uno tira el control de la Play cuando pierde una partida.

Pero no solo de lanzas y armaduras vive Ivanhoe. También hay conspiraciones, asedios a castillos, secuestros en grupo (parece que en el siglo XII nadie iba solo por la calle sin que lo raptaran), y el regreso triunfal de Ricardo disfrazado de monje, porque al parecer el rey de Inglaterra no tenía nada mejor que hacer que andar de incógnito.

PERSONAJES: UN CARNAVAL NOMINAL Y CARISMÁTICO

Aquí viene lo bueno. Scott no escatimó en nombres rebuscados, títulos rimbombantes y personajes que parecen haber salido de una fiesta de disfraces medieval:
Wilfred de Ivanhoe: Protagonista, caballero, héroe, mártir de la coherencia. Se pasa media novela herido o inconsciente, lo que demuestra que ser el personaje principal no te libra de una paliza tras otra.

Cedric el Sajón: Su padre. Un señor que cree que la mejor manera de ser buen padre es desheredar a su hijo y pasarse la vida quejándose de los normandos. Básicamente, la versión medieval del abuelo gruñón que dice que todo tiempo pasado fue mejor.

Juan Sin Tierra: Villano de manual. Hermano de Ricardo, se ha apropiado del trono y actúa con la sutileza de un rinoceronte en una cristalería.

Ricardo Corazón de León: El rey guerrero, que prefiere estar en todas partes menos en Inglaterra, porque gobernar está sobrevalorado.

Lady Rowena: El interés amoroso de Ivanhoe, cuyo mayor rasgo de personalidad es ser rubia y noble. Está destinada a casarse con quien su tutor elija, porque en el siglo XII las bodas funcionaban con el mismo criterio que una transacción inmobiliaria.

Rebeca: Hija de Isaac de York, es médica, fuerte, inteligente y, por supuesto, la mejor personaje del libro. Como buena heroína, sufre más que nadie y es injustamente relegada porque Ivanhoe tiene los gustos amorosos de una piedra.

Brian de Bois-Guilbert: El templario villano con nombre de marca de agua embotellada. Está obsesionado con Rebeca, lo que lo convierte en un acosador medieval con espada.

Wamba: Un bufón que en realidad es más listo que todos los nobles juntos. Es el típico personaje secundario que dice verdades como puños mientras los demás fingen que no lo escuchan.

Robin Hood: Sí, han leído bien. Aparece en la novela bajo el nombre de Locksley y se encarga de ponerle un toque de aventuras al asunto, porque una buena fusión nunca viene mal.

MENSAJE: ¿MEDIOEVO O TELE-NOVELA?

Si Ivanhoe tiene algo, es un mensaje contundente: la caballería es chula, pero la política medieval es un desastre. Scott nos muestra un mundo donde los nobles se dan de espadazos para decidir el futuro del reino, los reyes están más ausentes que un wifi en el bosque de Sherwood, y los plebeyos sobreviven como pueden. La novela también tiene una fuerte crítica a la discriminación, sobre todo a través del personaje de Rebeca, que es víctima de un juicio medieval donde la justicia brilla por su ausencia.

Sin embargo, también hay un mensaje más sutil y peligroso: el que persevera, no necesariamente triunfa. Ivanhoe se lleva a Rowena, pero los lectores saben en su fuero interno que él y Rebeca habrían hecho una mejor pareja. Cedric sigue siendo un gruñón, Juan Sin Tierra no aprende nada y Ricardo se va a seguir de gira como si fuera una estrella de rock. Al final, el mensaje es que el siglo XII fue un auténtico despiporre y que sobrevivir en él era casi un milagro.

CONCLUSIÓN: UNA NOVELA DE ESPADAS, HONOR Y ABSURDOS ENCANTADORES

Ivanhoe es como esas películas de acción que sabes que son exageradas, pero disfrutas igual. Tiene de todo: amor, aventuras, traiciones, héroes de moral cuestionable y un elenco de personajes que parecen salidos de una convención de nombres extravagantes. Es un libro que, a pesar de su lenguaje algo anticuado, sigue siendo entretenido y tiene más giros argumentales que una telenovela turca.

Walter Scott nos regaló una Edad Media épica, con torneos de justas, templarios de opereta y un Ricardo Corazón de León que debería haber estado más tiempo en su oficina. Ivanhoe es una locura caballeresca que se disfruta con la misma actitud con la que uno se enfrenta a una feria medieval: con ganas de ver cosas absurdas y pasarlo bien.

Así que, si alguna vez sienten la necesidad de perderse en una novela de espadazos, disfraces improvisados y personajes que parecen haber sido nombrados con una ruleta, Ivanhoe es su libro. Solo recuerden: si alguien les reta a duelo, asegúrense de no hacerlo en ayunas. No querrán desmayarse como Ivanhoe en cada capítulo.

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 IVANHOE 2.0: JUSTAS, INFLUENCERS Y REINAS DEL DRAMA

En pleno siglo XXI, Wilfred de Ivanhoe no era un caballero medieval, sino un gamer profesional y creador de contenido en Twitch. Con su canal “Sir_IvanhoeGG”, era famoso por sus gameplays de juegos de espadas y por sus discursos sobre la nobleza, la justicia y lo mal que estaba el pay-to-win. Pero había un problema: su padre, Cedric, era un boomer que odiaba la tecnología y quería que su hijo dejara “esas tonterías” para dedicarse a la empresa familiar de fabricación de muebles rústicos de roble macizo. Así que, en un arrebato de furia, lo desheredó y lo bloqueó en WhatsApp.

Mientras tanto, el país estaba hecho un desastre. El gobierno era un caos porque el presidente, Ricardo “Corazón de León” Gutiérrez, había desaparecido en un viaje de mochilero por Tailandia. En su ausencia, su hermano, Juan “Sin Tierra” Gutiérrez, decidió que lo mejor era imponer nuevos impuestos y cobrar suscripciones obligatorias en todas las plataformas de streaming. Así que la resistencia digital se organizó en la web oscura, liderada por un hacker anónimo llamado Locksley (que todos sospechaban que era Robin, el repartidor de Glovo más carismático del barrio).

Para protestar contra la dictadura de Juan, se organizó el evento del año: un torneo de eSports medievales en el que solo los más hábiles con el teclado y el ratón podrían competir. Ivanhoe, disfrazado de jugador desconocido, participó con un PC prestado porque el suyo lo había empeñado para pagar la fibra óptica. Y allí estaban sus rivales: Brian de Bois-Guilbert, el streamer estrella del equipo templario (sponsor oficial: una cadena de hamburgueserías ecológicas); Wamba, un troll de Twitter que en realidad era un genio de la estrategia; y, por supuesto, Juan Sin Tierra, que había contratado a un jugador profesional para que jugara por él (como buen político).

En medio del evento, Rebeca, la influencer médica más popular de TikTok, fue acusada de hacer trampas en el torneo con un hack de velocidad, cuando en realidad lo único que hacía era jugar bien. Bois-Guilbert, obsesionado con ella, propuso un duelo digital a muerte para decidir su destino. Ivanhoe, que a esas alturas ya tenía una mano enyesada por tanto tecleo, decidió enfrentarse al villano en un épico 1v1 de espadas virtuales. Tras una batalla en la que casi muere por falta de snacks y cafeína, Ivanhoe logró vencer, pero Bois-Guilbert se desconectó antes de que se confirmara la derrota (el clásico rage quit).

Finalmente, Ricardo regresó de Tailandia, echó a su hermano del poder y prometió que el Internet sería gratis para todos. Ivanhoe recuperó su canal, su padre lo desbloqueó en WhatsApp y, aunque Rebeca nunca le hizo caso porque tenía mejores cosas que hacer, él siguió subiendo gameplays de espadas mientras Locksley seguía repartiendo comida y justicia en la ciudad. Fin.

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